viernes, 7 de diciembre de 2007

Crema de calabaza


Cuando empieza a hacer frío, lo único que me apetece comer a todas horas es sopa. Sopa de cualquier tipo y de cualquier ingrediente, aunque siento una especial predilección por las cremas de verduras.

Esta receta es de la revista de cocina de Lecturas, que aprovecho para recomendar, porque siempre tiene un montón de recetas muy fáciles y muy ricas. La compré por primera vez hace un par de años, para probar, y ahora la compro cada temporada. Publican cuatro al año, una por cada estación.

1 kilo de calabaza, 3/4 litros de caldo o agua, 1 cucharadita de curry de Madrás, 1 chorrito de nata líquida, aceite de oliva, sal, 2 tazas de arroz basmati o thai, 50 gramos de pasas, 1 cebolla, 1 taza de té, mantequilla, jengibre en polvo.

Pelar y cortar la calabaza en dados. Colocarla en una olla con un poco de aceite y rehogarla durante unos diez minutos. Salpimentar. Añadir el caldo y el curry, y dejar cocer a fuego lento hasta que la calabaza esté muy tierna. Triturar, rectificar de sal y añadir la nata líquida. Cocer unos minutos más.

Aparte, cocer el arroz en abundante agua salada. Preparar la taza de té caliente e hidratar las pasas con el té. En una sartén, poner un poco de mantequilla y un chorrito de aceite para que la mantequilla no se queme. Dorar la cebolla picada. Añadir entonces el arroz, las pasas escurridas y un par de cucharadas de té. Salpimentar y condimentar con jengibre en polvo.

Servir la crema con un par de cucharadas de arroz en el centro del plato.

En la receta original usaban leche evaporada en lugar de nata líquida, pero yo no tenía en casa. Sin embargo, no usé mucha nata, ya que la crema de calabaza ya estaba riquísima sin ella. Le puse apenas un chorrito para hacerla más cremosa, pero se puede omitir sin problemas.

En la receta original también condimentaban el arroz con canela, pero yo preferí hacerlo únicamente con jengibre. También debo decir que hice la receta con arroz basmati integral y con té con aroma de frutos rojos. Quedó muy buena, y a los pompones les encantó.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Escabeche


Mi suegra, es decir, mamá pomelo, cocina de miedo. Una de las cosas que mejor le sale es el escabeche. Suele hacer unas codornices escabechadas, que son una auténtica delicia. Y un día le comenté que tenía unos filetes de caballa y que no sabía qué hacer con ellos y me dijo que venía a casa y me enseñaba a preparar su escabeche. Lo he probado tanto con caballa como con atún, y la verdad es que queda riquísimo, y es una buena manera de tener algo preparado en la nevera para improvisar una ensalada, un aperitivo o cualquier otra cosa.

Como en muchos otros platos hay tantas recetas como cocineros. Esta es la de mamá pomelo y es exquisita ;-)

Aceite de oliva, vinagre, ajos, 1 atado de hierbas aromáticas, pimentón, pescado o carne.

En una cazuela ancha, a poder ser de hierro colado, poner unos dos dedos de aceite. Tiene que haber suficiente para cubrir la carne o el pescado que vaya a cocerse. Calentarlo a fuego lento. Añadir varios dientes de ajo al gusto (yo le pongo 1 cabeza y media o dos, pero es que me encanta el ajo :-)) y el atado de hierbas aromáticas (si no tenéis, podéis ponerle granos de pimienta, hojas de laurel o un ramito de cualquier especia que os guste). Cuando los ajos empiecen a dorarse, añadir una cucharadita de pimentón. Cocerla un poco y añadir un vaso de vinagre.

La cantidad de vinagre también es cuestión de gustos. A mí me gusta el vinagre, así que le pongo un buen vaso, pero se puede hacer con menos.

Mezclarlo todo bien, y cuando vuelva a estar caliente, añadir la carne o el pescado en filetes o en trozos que queden bien cubiertos y separados. Dejar cocer a fuego lento durante 25 minutos o media hora, hasta que la carne o el pescado estén bien hechos. Dejar enfriar y guardar en la nevera.

Yo le añado un poco de sal, porque si no lo encuentro soso, pero va a gustos. También se le pueden añadir muchas otras cosas, como unas cebollas tiernas o unas setas. Al fin y al cabo, es una especie de confitado con vinagre. Slurps, qué hambre me ha entrado...

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Panellets


El 31 de octubre (el día del cumpleaños de mi mejor amigo ;-)), en Catalunya celebramos la Castanyada. Comemos, como supongo que se hace en todas partes, castañas y boniatos asados (slurps!) y cada vez más, gracias a la influencia de las películas y la cultura estadounidense, calabaza. Pero si hay un dulce típico en esa fecha, es el panellet.

La primera vez que leí la receta, pensé que no los iba a probar nunca (era muy joven :-)) porque no sonaban nada apetitosos. Vamos, que un puré de patatas con azúcar y almendras no iba a estar entre los platos estrella de mi cocina. Y sin embargo, cuanto más los pruebo, más me gustan. Y este año, mi amiga Xènia y yo nos propusimos hacerlos en casa, como todos los niños catalanes los preparan en el cole. Tuvimos como pinche a mi hijo Àlex, y quedaron absolutamente impresionantes. Sólo tengo que decir que devoramos dos kilos de panellets en tres o cuatro días. Así estoy de hermosa...

1 kilo de almendra cruda molida, 800 gramos de azúcar, 300 gramos de patata, 300 gramos de boniato, un poco de piel de limón rallada, piñones, almendra en grano, cacao en polvo.

La receta se puede hacer igual de bien con 600 gramos de patata o boniato, en lugar de mitad y mitad.

Poner a hervir las patatas y los boniatos con piel. Dejarlos cocer hasta que estén tiernos. Pelarlos y preparar un puré mientras todavía estén calientes. Una vez preparado el puré, dejar enfriar.

Agregar al puré frío el azúcar, la almendra molida y la ralladura de limón. Mezclar bien los ingredientes, sin amasar, ya que si se toca mucho, la masa se vuelve demasiado blanda.

Esta es la masa base. Se le puede añadir cacao, jarabe de fresa, coco, café...

Los panellets más clasicos son los de piñones. Para hacerlos, se hacen bolitas de masa del tamaño de una nuez, que se rebozan en los piñones hasta que queden bien cubiertas. También son muy típicos los de almendra, que tienen forma de bastoncillo y se rebozan en almendras picadas.

Para terminar de preparar los panellets, hay que ponerlos sobre una placa de horno forrada con papel sulfurizado y hornearlos unos diez minutos a horno fuerte, hasta que estén dorados.

Y ya solo queda dejarlos enfriar y disfrutarlos. Son muy divertidos de hacer con niños y realmente riquísimos.