viernes, 12 de noviembre de 2010

Alitas de pollo caramelizadas


Lamento que la foto sea mala, pero es la única que tengo... Y el plato vale la pena. Es muy fácil y rápido de hacer, y muy rico. A Ruth y al pomelo les encantaron estas alitas (aunque debo decir que lo del pomelo fue fácil, tiene debilidad por las alitas de pollo cocidas de cualquier modo). Nuevamente es una receta libremente adaptada del libro que me trajo Ruth de Camboya, un regalo estupendo ;^)

Necesitáis unas cuantas alitas de pollo (no sé cuántas hice, una bandeja entera de la carnicería), azúcar, aceite de sésamo y de oliva y jengibre fresco rallado o en polvo.

Calentad unas cuantas cucharadas de azúcar (cinco o seis) en una cazuela, removiendo constantemente hasta que adquiera color y consistencia de caramelo. Añadid entonces tres o cuatro cucharadas de agua y removed con fuerza para conseguir caramelo líquido.

En un wok o una sartén grande, calentad el aceite de sésamo con un poco de aceite de oliva para que no se queme. Añadid una cucharadita de jengibre (o más si os gusta, a mi pomelo no le vuelve loco, así que yo intento no abusar, aunque a mí me encanta) y salteadlo bien hasta que empiece a desprender su aroma. Añadid entonces las alitas de pollo y cocedlas a fuego vivo hasta que se doren. Verted el caramelo por encima y mezcladlo todo bien. Tapad el wok o la sartén y dejad cocer a fuego lento hasta que la salsa empiece a espesar y a cubrir las alitas de pollo. Servidlas calientes con una ensalada o arroz blanco... Ñam!

lunes, 8 de noviembre de 2010

Mozzarella con higos


Este plato es de Francis... No sé de dónde lo sacó él, pero a mí me lo hizo probar un día en su casa y me pareció espectacular. ¡Y además es muy fácil de hacer! Hace poco cuando Joan y Marta vinieron a casa a cenar, lo preparamos y a los dos les encantó. Así que voy a dedicarle la receta a Marta, porque está pasando unos días en la India y la echamos de menos.

Una pieza de mozzarella, varios higos, mermelada de higos (Francis lo hace con mermelada de tomate), reducción de vinagre balsámico, aceite de oliva, sal Maldon.

No tiene mucho secreto. Cortamos unas rodajas de mozzarella y también cortamos los higos en rebanadas (o a la mitad, si son pequeños). Ponemos en un plato un par de rodajas de mozzarella con unos trozos de higo encima. Rociamos con un poco de aceite de oliva y ponemos unas escamas de sal Maldon. Alrededor de la mozzarella y los higos, ponemos un par de cucharaditas de mermelada y acabamos el plato con un chorro de reducción de vinagre balsámico por fuera de la mozzarella y la mermelada.

Yo compré la reducción de balsámico en el súper. Ahora hay muchas marcas que la venden hecha en unas botellas con biberón muy cómodas. Pero si queréis preparar la reducción vosotros mismos, es muy fácil. Solo tenéis que poner un vasito de vinagre balsámico en un cazo a fuego suave-medio durante un rato, hasta que poco a poco el vinagre va ganando consistencia. Podéis añadirle, si queréis, una cucharada de azúcar, que os ayudará a caramelizar y espesar.

Y ya está. Probadlo y me contáis.

*Edito porque Francis me corrige. Dice que él pone mermelada de tomate y reducción de balsámico ANTES de poner la mozzarella y que entonces, encima de los higos y para decorar el plato, pone mermelada de fresa. Al maestro hay que hacerle siempre caso, así que aquí lo dejo...*

domingo, 7 de noviembre de 2010

Apple Dappy


No sé dónde vi esta receta por primera vez, pero como soy una enamorada de la manzana cocida (¿hay algo más delicioso acaso?), la probé enseguida y me sigue pareciendo espectacular. Es un pastel de manzana un poquito diferente, pero se puede servir tibio con helado de vainilla, como cualquier postre de manzana. Mmm... Es perfecto para esta época de días cortos y fríos y tardes interminables metidos en casa.

Dos tazas de harina, media taza de mantequilla, una cucharadita de polvo de hornear, una cucharadita de sl, un par de cucharadas de azúcar, un vaso de leche. Para el relleno: varias manzanas picadas, media taza de azúcar moreno, canela, nuez moscada o polvo de cinco especias.

Primero preparamos la masa. Es del estilo de una masa quebrada, así que no tiene mucha ciencia. Mezclamos la harina con el polvo de hornear, la sal y el azúcar. Deshacemos en la mezcla la mantequilla, trabajándola bien hasta que quede bien incorporada y parezca pan rallado. Añadimos entonces la leche poco a poco, mezclando con cuidado hasta conseguir una masa que no se pegue (a lo mejor tenéis que ajustar la cantidad de leche).

Podéis dejar reposar la masa un ratito, si queréis. Luego la amasamos con un rodillo hasta que quede fina, pero no demasiado, de medio centímetro de grosor, más o menos. Repartimos por encima las manzanas troceadas y espolvoreamos con el azúcar (a gusto, no hace falta que gastéis la media taza si no queréis) y las especias que prefiráis. Podéis ponerle también un poco de harina si queréis que el postre salga más seco, o unos trocitos de mantequilla, si queréis que se haga un poco de caramelo dentro del relleno.

Luego enrollamos la masa con cuidado y cortamos el rollo resultante en rebanadas de un dedo de grosor, más o menos. Ordenamos las rebanadas en una fuente de horno, muy apretadas. Si queréis, podéis cubrir las rebanadas con almíbar, o meterlas en el horno tal y como están. Las cocemos a fuego medio (175-180 grados) durante una media hora, hasta que la masa empiece a dorarse. Luego lo sacamos... y a chuparnos los dedos.